NEGATIVLAND: LA LETRA U Y EL NUMERO 2 (O DE COMO GOLIATH APLASTA A DAVID EN EL MUNDO REAL). Anki Toner

El Viejo Topo, nº 72, 1994

Vamos a contar la vieja historia de siempre. Vamos a contar como el dinero puede más que la cultura. Como la ley se acciona a golpe de talonario. Como un ejército de abogados delimita impunemente el campo de acción de unos creadores. Todo el mundo sabe que esto es así. O, más bien, todo el mundo se teme que sea así, pero pocos podrían citar un ejemplo. Pues bien, he aquí uno. Bienvenidos al mundo real. El 20 de agosto de 1991, aparece en las tiendas especializadas norteamericanas un extraño disco, en formato maxisingle. Toda la portada está ocupada por la letra U y el número 2. También destaca la silueta de un avión (concretamente la del avión espía U2, el del famoso incidente de Gary Powers en 1960, derribado en cielo soviético). Al pie de la portada, en discretas letritas negras, se puede leer "Negativland". El disco contiene un par de subversivas versiones del tema del archifamoso grupo irlandés U2 "I Still Haven't Found What I'm Looking For", mezcladas con fragmentos sonoros de diversa procedencia. En uno de estos fragmentos sonoros aparece una voz muy conocida en los USA, la del locutor de radiofórmula Casey Kasem, refiriéndose a los U2 como "bullshit" (mierda) y lindezas por el estilo.

Este disco no es una boutade de unos desconocidos sino el sexto de uno de los grupos de culto de la escena alternativa americana de los ochenta, los californianos Negativland (ventas medias de cada álbum, diez a quince mil copias). Es, por supuesto, y así lo reconoció la crítica desde el primer momento, un disco perfectamente coherente con la trayectoria del grupo, que siempre ha trabajado con el objeto sonoro como objet trouvé. Negativland ha hecho discos con miles de fragmentos sonoros, muchos de ellos de duración inferior a un segundo, formando masas sonoras en las que, a veces, es imposible reconocer ni una sola de las fuentes. No es éste el caso del disco que nos ocupa, en el cual se distingue perfectamente una melodía identificable, voces conocidas y demás. Por cierto, que las expresiones malsonantes del citado locutor habían sido pronunciadas en privado y nadie sabe cómo llegaron a manos de Negativland.

Apenas 15 días después de la aparición del disco, la todopoderosa Island Records (compañía para la que graban U2, y que había vendido catorce millones de ejemplares de su último disco "The Joshua Tree") emprende una acción legal para impedir la comercialización del disco de Negativland, basándose en los posibles equívocos que puede provocar en el público que espera ansiosamente la nueva entrega del grupo irlandés.

Ni Negativland ni su discográfica, la modesta SST Records, disponen de recursos para hacer frente a la poderosa maquinaria legal de una multinacional. Continuar el pleito (que habrían podido ganar) les iba a salir por un mínimo de 250.000 dólares. Así que tiran la toalla. El efecto es devastador. Island Records ha gastado en pocos días 55.000 dólares en abogados y no está dispuesta a tragarse la minuta de sus picapleitos. Aparte del dinero, evidentemente, exigen la destrucción de todas las copias del disco que quedan en stock, así como de todos los elementos necesarios para su fabricación, incluyendo cintas de estudio, masters, fotolitos de portada, etc... Es decir, LA ANIQUILACION TOTAL DE LA OBRA, que nadir pueda volver a oírla jamás. Incluso se pide a los críticos que ya habían recibido el disco la devolución de sus ejemplares (ninguno lo devolvió, obviamente). El coste total del asunto para Negativland y SST Records es de 70.000 dólares.

Esto supone más dinero del que ha ganado nunca Negativland con la música. A consecuencia de ello, SST Records (cuya divisa, por cierto, es "el rock corporativo apesta") recuerda repentinamente que Negativland se habría comprometido (de palabra) a asumir todos los posibles gastos que su experimentación le costara a la compañía. Negativland, por su lado, propone pagar la mitad de los costes, dejando la otra mitad a la compañía (aunque pretende pagar su parte de los royalties de futuras ventas, lo cual puede llevar muchos años) basándose en que el disco se publicó de común acuerdo. Ante la negativa de SST Records a discutir, Negativland se siente traicionado por una compañía que juega a ser alternativa pero se comporta como las multinacionales y se va con la música a otra parte, con lo cual pierde los derechos sobre sus discos anteriores y se encuentra con once años de carrera, una sólida reputación, una cierta publicidad (a causa de todo este affaire), ni un centavo y sin derecho a su pasado.

A partir de aquí la historia se convierte en la odisea de una unidad creativa por sobrevivir. Las notas de prensa en que Negativland explica su versión de los hechos son pequeñas joyas literarias, cuentos cortos, fábulas. Sus intentos por ponerse en contacto con U2 chocan ante la barrera que Island Records construye alrededor de sus pupilos para evitar situaciones "embarazosas". Hay que tener en cuenta, además, que "Rattle And Hum", el disco que U" promociona en ese momento, y su famosa gira mundial, el "Zoo TV Tour" utilizan los medios de comunicación, "piratean" imágenes de televisión en los conciertos, trabajan, en un cierto sentido, con una intención parecida a la de Negativland, pero con mucho más presupuesto y mucho menos rigor intelectual. Incluso los abogados del locutor Casey Kasem se ponen en contacto con Negativland y con Island amenazando una denuncia generalizada si alguna vez se vuelve a editar ese disco, mientras el propio Kasem hace gala de un cinismo impresionante al declarar lo contrario cuando se le pregunta por el tema.

Finalmente, algunos miembros de Negativland consiguen entrevistar a The Edge (guitarrista de U2) en un programa de radio, ocultando su identidad al principio. Se produce una educada conversación en la que queda claro que el interés de U2 por el tema es bastante limitado. (De hecho, se limita a que no manche su reputación y a una vaga declaración de buenas intenciones).

El último movimiento de esta partida es la edición por parte de Negativland de un cuadernillo recogiendo abundante documentación sobre el asunto (incluyendo las descalificaciones hacia ellos proferidas por SST) y la aparición de una misteriosa agrupación llamada COPYRIGHT VIOLATION SQUAD, quienes envían una grabación en cassette de la obra censurada contra el envío de siete dólares (cash only!). Prometen que el dinero sobrante será destinado a pagar la defensa legal de Negativland. También aseguran no tener nada que ver con Negativland.

Hasta aquí los hechos. A partir de aquí algunas consideraciones:

Negativland no es del todo inocente. Ellos mismos han reconocido que, en lo que se refiere a la portada, se pasaron. Si el contenido del disco es una reflexión válida sobre la inevitabilidad de la exposición a la música comercial en cuanto uno sale a la calle, el envoltorio del mismo es un intento de burlarse de unas normas comerciales sin un conocimiento suficiente del tema y de su problemática. De todas formas, en lo que al dinero se refiere, Negativland ha conseguido no asumir su parte de las pérdidas. Escudándose en la legitimidad del creador y en su impunidad moral, han conseguido escurrir el bulto (actitud más que razonable, vistas las circunstancias). Eso sí, precisamente como creadores han recibido dos duros golpes como son la aniquilación (o casi) de una de sus obras y la pérdida de sus derechos sobre el resto.

SST ha sido pillada en la ambigüedad de su comportamiento (común a muchas discográficas independientes). Quiere comportarse como "alternativa" y como multinacional, según le convenga. Generalmente, el efecto conseguido es el contrario del deseado.

U2 han quedado como auténticos cretinos, probablemente algo cercano a la realidad. Han jugado a que no se enteraban de nada, a que era demasiado tarde para hacer algo, si lo hubiera sabido antes, lo siento, colega, de verdad que te comprendo, perdona, tengo que irme, me esperan en palacio.

Curiosamente, la actitud de Island Records es, comparativamente, bastante honesta. Son unos tiburones y se comportan como tales, pero no lo esconden. Magro consuelo, de todas formas.

Finalmente, decir que "U2/Negativland" no es, ni de lejos, el disco más subversivo de la historia del rock. Es un trabajo digno, que se inscribe en una corriente de recontextualización (por llamarla de alguna manera) de elementos preexistentes. Es algo parecido a lo que hizo Andy Warhol con el retrato de Marylin, o Picasso con las Meninas. En el mundo de la música hay unos cuantos ejemplos, empezando por algunos trabajos seminales de John Cage (aunque él trabajaba con otra intención). Gran parte de la música de baile de los años 80 utiliza samplings (el tópico es samplear a James Brown), incluso hay un grupo con el nombre de K.L.F. (Kopyright Liberation Front). En un entorno menos comercial, gente como Christian Marclay lleva años experimentando con música encontrada. También en España se pueden rastrear varios grupos que trabajan con este tipo de herramientas. Otro día hablamos de ellos.
 



Citas:

Probablemente, el disco de rock más auténticamente subversivo nunca hecho (Richard Gehr, crítico musical de la revista SPIN).
 
Negativland recontextualiza fragmentos recuperados para crear algo totalmente nuevo, un impacto psicológico basado en una nueva yuxtaposición de diversos elementos, arrancados de su contexto usual, masticados y escupidos como una nueva forma de ver el mundo que nos rodea. Las obsesiones artísticas de Negativland implican el medio, en sí mismo, como origen y sujeto de gran parte del trabajo.
 
Negativland son unos paranoicos, aislados del mundo real, víctimas de los mismos medios de comunicación que creen satirizar (opinión de Greg Ginn, director de SST Records).